A veces, todo parece estar bajo control... hasta que deja de estarlo... Un ciberataque, una interrupción inesperada, una filtración de datos. Y entonces, el reloj empieza a correr, no solo se pierde dinero, se pierde tiempo, reputación y, a veces, hasta el rumbo.
Revisemos algunas cifras y señales que, aunque muchas veces pasan desapercibidas, hablan fuerte.
En el año 2024, el costo promedio de una filtración de datos en América Latina alcanzó los US$2,76 millones, si hablamos del sector industrial o financiero, la cifra supera los US$3 millones por evento según el reporte "Cost of a Data Breach" de IBM (set.2024).
Además, más del 47% de las empresas en Latinoamérica sufrió algún tipo de ciberataque 🚨, siendo las PYMEs las más afectadas, representando el 70% de los casos, con un costo medio de estos ataques es de aproximadamente US$54,000 por empresa (ESET Security Report 2024).
Y es que las crisis no avisan, cuando llegan, sacan a la luz lo que no se entrenó .
¿Qué tan vivo está tu plan de continuidad?
Uno de los errores más frecuentes es pensar que tener un “Plan de Continuidad” es suficiente. Pero la verdad es que un plan, sin práctica, es solo eso: un documento.
Porque en el momento crítico, lo que cuenta no es el papel, sino las decisiones que se toman en los primeros 15 minutos.
Según PwC (Crisis Survey 2023), las decisiones que se toman en los primeros 15 minutos de una crisis pueden definir el 80% del daño o éxito de la recuperación durante eventos complejos y es justo en esos minutos críticos donde muchas organizaciones suelen dudar y vacilar.
Lo que sí funciona ✅
📌 Simulacros reales, no simbólicos.
En Latinoamérica, solo el 36% de las empresas realiza simulacros anuales efectivos, según datos de Marsh Latinoamérica en su informe de Continuidad del Negocio 2024.
📌 Comunicación clara y humana.
Estudios de Deloitte muestran que las empresas que comunican de forma transparente durante una crisis logran preservar hasta un 30% más de su valor reputacional comparado con aquellas que se quedan en silencio 🤫.
📌 Planes que respiran.
Según BCI (Business Continuity Institute), el 65% de los planes de continuidad quedan obsoletos en menos de 18 meses ⏳si no se actualizan y se ponen a prueba.
📌 Cultura de anticipación.
¿Sabemos cuál es tu proceso más crítico? ¿Qué proveedor no puedes reemplazar? ¿Qué pasa si tu equipo clave no está disponible mañana? La verdad es que muchas organizaciones no tienen respuestas claras… y se enteran en la peor forma durante la crisis.
🔍 Una mirada más cercana a la realidad
Hemos visto cómo algunas organizaciones logran adelantarse al caos, mientras otras solo reaccionan cuando ya están en medio de la tormenta.
En los primeros casos, sí, hay tensión, pero también hay dirección, liderazgo y capacidad de recuperación.
En los segundos, la historia suele repetirse: decisiones tardías, mucha improvisación y una pérdida dolorosa de confianza interna.
¿La clave? No esperar a que la crisis toque la puerta para empezar a actuar.
Prepararse como si el evento crítico pudiera ocurrir mañana, aunque deseemos sinceramente que nunca llegue .
La gestión de crisis no es alarmismo, es madurez. No se trata de vivir en alerta constante, sino de tener la tranquilidad de saber que, si algo se quiebra, sabremos cómo responder con firmeza, humanidad y claridad 🧭.
El costo promedio de una filtración de datos a nivel mundial durante el año 2024 alcanzó los 4,88 millones de dólares. Y lo preocupante es que esta cifra sigue creciendo, según el último informe de IBM.
¿Vale la pena asumir ese riesgo?
Pasar de la sorpresa al control no es un lujo, es una necesidad organizacional y también una oportunidad para demostrar liderazgo, resiliencia y compromiso con quienes más nos importan: nuestros clientes, trabajadores y aliados.
¿Tu estrategia de continuidad realmente protege lo que más importa cuando todo está en juego?
STAMM: El Arte de Domar el Riesgo
La resiliencia no se improvisa, se entrena 🛡️